Cuando tenemos TDAH y somos adultos, todos vivimos un largo tiempo creyendo que éramos inútiles, torpes, y abandonables.
Pero ni bien surge la posibilidad de un diagnóstico pasamos por diferentes estadios que solo son una muestra de lo difícil que es procesar el cambio.
Aun cuando lo ansiemos.
Elizabeth Kubler Ross, escribió acerca del duelo en uno de sus hermosos libros, y Sari Solden luego lo aplicó al TDAH.
Comparto con Uds. en castellano los niveles, pero las explicaciones son propias!
1. Euforia:
Nos dan un diagnóstico impensable, siendo adultos TDAH!
No nos da rechazo, nos parece increíble!! Nos dicen de alguna manera que no éramos tontos, ni vagos, ni torpes. Nos preguntan cosas que nadie nunca habia preguntado.
Sentimos que queremos llevarnos el mundo por delante.
Nuestros padeceres eran parte de un problema, no lo éramos nosotros!
Todos nuestros miedos y angustias parecerían tener boleto para fugarse...
Nada nos para ni nos empaña la alegría de estar dentro de mi misma. Puede durar horas, días, o semanas....pero no dura demasiado...
2: Desconfianza:
Tener una mejor idea de que es el TDAH, nos permite entendernos mucho mejor.
Pero vivimos un como si fuéramos alguien que no éramos, y entonces el diagnóstico nos mueve toda la estantería¡! Tendremos que trabajar mucho, y a partir de los primeros cambios, el problema es no saber quienes somos en realidad. Por eso dudamos de quien nos hace el diagnóstico. Esta equivocado....
3: Enojo:
Nos enoja habernos enterado, tarde.
Nos enoja que los maestros no nos hayan podido ver, nos enojamos con nuestros psicólogos, psiquiatras, médicos anteriores.
Nos enojamos con los que no tienen TDAH porque tienen ventajas que nosotros no tendremos.
Nos enojamos con nosotros mismos, con el mundo entero.
Nos enojamos porque tratarse implica un costo alto.
Nos enojamos porque tenemos que enojarnos con algo.
El enojo puede sacarnos del tratamiento, alejarnos de la ayuda porque el enojo es tóxico. Ojo!
Pero ni bien surge la posibilidad de un diagnóstico pasamos por diferentes estadios que solo son una muestra de lo difícil que es procesar el cambio.
Aun cuando lo ansiemos.
Elizabeth Kubler Ross, escribió acerca del duelo en uno de sus hermosos libros, y Sari Solden luego lo aplicó al TDAH.
Comparto con Uds. en castellano los niveles, pero las explicaciones son propias!
1. Euforia:
Nos dan un diagnóstico impensable, siendo adultos TDAH!
No nos da rechazo, nos parece increíble!! Nos dicen de alguna manera que no éramos tontos, ni vagos, ni torpes. Nos preguntan cosas que nadie nunca habia preguntado.
Sentimos que queremos llevarnos el mundo por delante.
Nuestros padeceres eran parte de un problema, no lo éramos nosotros!
Todos nuestros miedos y angustias parecerían tener boleto para fugarse...
Nada nos para ni nos empaña la alegría de estar dentro de mi misma. Puede durar horas, días, o semanas....pero no dura demasiado...
2: Desconfianza:
Tener una mejor idea de que es el TDAH, nos permite entendernos mucho mejor.
Pero vivimos un como si fuéramos alguien que no éramos, y entonces el diagnóstico nos mueve toda la estantería¡! Tendremos que trabajar mucho, y a partir de los primeros cambios, el problema es no saber quienes somos en realidad. Por eso dudamos de quien nos hace el diagnóstico. Esta equivocado....
3: Enojo:
Nos enoja habernos enterado, tarde.
Nos enoja que los maestros no nos hayan podido ver, nos enojamos con nuestros psicólogos, psiquiatras, médicos anteriores.
Nos enojamos con los que no tienen TDAH porque tienen ventajas que nosotros no tendremos.
Nos enojamos con nosotros mismos, con el mundo entero.
Nos enojamos porque tratarse implica un costo alto.
Nos enojamos porque tenemos que enojarnos con algo.
El enojo puede sacarnos del tratamiento, alejarnos de la ayuda porque el enojo es tóxico. Ojo!